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La encuadernación rústica fresada es un tipo de encuadernación que se suele utilizar para encuadernar libros y también es conocida como encuadernación en tapa blanda. Es una encuadernación económica y funcional, que ofrece muy buen resultado. En comparación con la encuadernación en tapa dura es más económica y práctica.
Los libros que se encuadernan con la encuadernación rústica fresada tienen un lateral de las hojas fresado. Esto consiste en aplicar cola a bloques de hojas que posteriormente se adhieren a la cubierta. De esta manera varios bloques de hojas encolados a la cubierta por el lomo forman el libro. Estos bloques de hojas también pueden llamarse pliegos y dependiendo del tipo de cola que se utilice en su encuadernación tendrán un número de hojas concretas.
A finales del siglo XIX, empezaron a aparecer los primeros libros encuadernados en tapa blanda o encuadernación rústica. Estos libros eran más económicos que los que se encuadernaban en tapa dura y permitieron que personas más humildes tuvieran acceso a ellos y los adquirieran. Así es como las editoriales del momento empezaron a tener más éxito.
Existen dos tipos de encuadernaciones fresadas según el tipo de cola que se aplique al fresar el libro.
Imprimir un libro y encuadernarlo con la encuadernación rústica fresada tiene algunas características y ventajas. Los libros encuadernados en rústica fresada son siempre en tapa blanda y no en cartoné o tapa dura. La ventaja de encuadernarlos en rústica es que son más fáciles de transportar y leer, lo que resulta mucho más funcional y práctico. Además, la encuadernación fresada es más económica. Los libros que se encuadernan así son más económicos que el libro de tapa dura y también más económicos que el tradicional libro cosido. Los libros que se encuadernan en tapa blanda ocupan menos espacio en las estanterías que los de tapa dura, motivo por el que algunos lectores los prefieren.
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